martes, 19 de noviembre de 2019

Carta a la Srta. María Elvira García García. La Sophia Loren de Iquitos



Querida y recordada:

Sirva la presente para saludarla y a la vez hacerle llegar algunas líneas acerca de la amistad, aquella amistad que muchos tuvimos la suerte de tener, gozar y disfrutar. A manera de homenaje póstumo me atreveré a que juntos nos divirtamos recordándola.

La registro en mi memoria desde mi niñez, fue amiga de mis padres y siempre encontró en nosotros a unos niños a quienes con una palabra podría hacer cambiar el día. Cuando fui creciendo y ví las películas de la actriz italiana Sophia Loren, inmediatamente no tuve más remedio que relacionarla con ella.

Siempre llevaba los cabellos como recién salidos de la peluquería, en tonos que variaban desde el castaño claro hasta el oscuro, lentes de sol ovalados y grandes, con ese garbo que solo mujeres como usted podrían mostrar. La Plaza de Armas, a la cual frecuentaba, eran como las pasarelas italianas de la otra Sophia, en las que amablemente saludaba con una enorme sonrisa que adornaban su rostro de pómulos parecidos a la de la actriz.

Se refería a nosotros como bebés en conversaciones con mis padres aunque bordeásemos los 30, nos saludaba efusivamente cada vez que visitábamos Iquitos; llenándonos de optimismo y alegría. Recuerdo nunca haberla visto triste, tal como la actriz, porque las estrellas son así, solo necesitan de ellas mismas.

Fue una mujer adelantada a su época, vivió la vida de las que muchas ni siquiera hubieran podido atreverse, se enfrentó a una sociedad pacata y llena de hipocresía. Simplemente vivió como le vino en gana, ¿acaso de eso no se trata la vida?

Srta. María Elvira, siempre tendrá un lugar en mi memoria, fue la única en felicitarme por mi vocación literaria y llamarme inmerecidamente: escritor. Siempre comentó que disfrutaba de leerme, y viniendo de personas como usted, hicieron que jamás mi entusiasmo decayera.

Las palabras sirven para muchas cosas menos para consolar, no existirán jamás las que puedan consolar su tremenda partida. Solo le digo; que donde quiera que esté, siempre tendrá su escritor que disfrutará que sea su más ferviente lectora.

Siempre para usted, fui un escritor, aunque para los demás no, me basta y me sobra con eso.

Hasta luego Srta. María Elvira.

Su más ferviente escritor.


© 2019 Copyright. Alejandro Jáuregui. Prohibida la copia de la idea, de la parcial o total de los párrafos sin autorización del autor.

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