Era
un hombre calvo, gordo y de vestir elegante (clásico terno). Poseía un gran
carisma, con dos dientes incisivos (centrales superiores) prominentes, al igual
que los de Bugs Bunny, cara de buena gente, parecía un abuelo bonachón. Detrás de su escritorio de conducción,
que compartía con sus co-conductores, y recibía a sus invitados, estaba su
sillón de cuero negro que albergaba su gruesa figura. Siempre mostraba una
sonrisa eterna, sobre todo, a la hora de sus clásicos segmentos de polémica.
Recuerdo oírlo decir:
— Donde se hace deporte,
ahí está “Gigante Deportivo” —
Era
la clásica frase de Carlos Alfonso Rospigliosi Rivarola (Pocho), que
justificaba las coberturas de diferentes deportes, en especial el fútbol, en su
maratónico programa de televisión.
El
programa de Pocho (“Gigante Deportivo”), era transmitido por la emisora de
televisión Panamericana, los sábados y domingos en horario de 12:00 m. a 4:00
p. m., en los años 80. Por sus presentaciones de las diferentes ligas de fútbol
del mundo, el programa de Rospigliosi, se convirtió en mi favorito y la de
muchos de mi generación. Aquel horario pronto adquirió las características de
una reunión de amigos, donde Pocho era el gran anfitrión y los televidentes sus
invitados.
Al
inicio de cada segmento, Pocho solía lanzar un tema de debate, donde
co-conductores y televidentes (vía teléfono) opinaban. Recuerdo algunas:
— ¿El director técnico de
la selección peruana debe ser, peruano o extranjero? —
Según
las llamadas, algunos pedían a un peruano; yo entre ellos, otros a un
extranjero. Para mi inocente mentalidad infantil, el profesionalismo y el amor
al lugar donde naciste, eran innegociables. La idea de ganarle al país donde
naciste, era inconcebible para mí. Me preguntaba:
— ¿Cómo haría un director
técnico extranjero, al enfrentar a su país? —
Al
crecer pude contestarme esa vieja pregunta, a la que Pocho, mucho antes me lo
había planteado: profesionalismo y dinero. Muchos de sus temas, sembraron en mí,
una simpatía especial por él y el
programa en una reunión entre amigos.
— ¿El gol de Franco
Navarro, fue de punta? —
Para
los que no han jugado al fútbol, esta pregunta podría ser trivial, se
respondería: un gol es un gol, ya sea de punta o de cualquier parte lícita que
permita el reglamento, pero para Pocho no lo era. El tema era perfectamente
debatible:
— Fue de “cachetada”—, concluyó.
Al
ver, varias veces, las repeticiones de la jugada. El hermoso gol de Navarro se
convirtió por muchos años, en un grato recuerdo: victoria 2-1 en Santiago de
Chile. La jugada antes dicha, perteneció a un partido jugado un 24 de febrero
de 1985 frente a nuestro clásico rival.
Las
dificultades existentes en la época: telecomunicaciones; no existía Internet, y
economía; existía hiperinflación, nunca fueron obstáculos para él. Rospigliosi
siempre se agenciaba para mostrarnos resúmenes de las ligas: española; con
Maradona, italiana; con Platini, e inglesa; con Lineker, los cuales eran vistos
por sus televidentes en calidad de primicia, pero el tema principal del programa
lo constituía, la selección peruana de fútbol.
Siempre
me pregunté:
— ¿Cómo Pocho podía
conseguir los videos que nos mostraba? —
En
entrevistas a sus amigos y colegas, posteriores a su fallecimiento, descubrí
que: los partidos que exhibía, eran grabados en cassettes (formato betamax)
por amigos que vivían en diferentes países del mundo y enviados con algún
viajero peruano con destino Lima. Pocho gozaba no solo de simpatía nacional,
era amigo de todos.
Coleccionar
era otra de las características de la su personalidad, nos mostraba suvenires
de motivos futboleros que traía de sus viajes: banderines de Clubes; de Champions League y Copa Libertadores;
tickets de entrada a partidos, de Campeonatos Mundiales de España 82 y México
86; llaveros, pelotas y camisetas; de diferentes clubes, y países.
La
elección del tema: Silence and I. Sexto tema del álbum Eye in the Sky. The Alan Parson Project. 1982, como cortina
musical de “Gigante Deportivo”, despertó también en mí una curiosidad enorme
por la música instrumental, en especial la de Parson, desde entonces sigo su
trayectoria. Puedo decir que Pocho, no solo era amiguero, también gustaba de la
buena música, teníamos los mismos gustos.
El
futbol, pasión de multitudes, albergó en mí desde temprana edad, muchas
amistades. La amistad con Pocho, al que me atrevo llamarlo amigo, fue una de
ellas. Durante muchas tardes de sábados y domingos de mi niñez, nos reunimos Pocho
y yo en “Gigante Deportivo”, era mi amigo.
A
la hinchada peruana, sufrida y siempre fiel.
©
Por Alejandro Jáuregui
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