¡Cuando en el Perú las mujeres se
proponen algo, lo cumplen!
Las peruanas poseen muchas virtudes. Supieron
alimentar, proteger y educar a sus hijos en las peores crisis económicas, como la
de los años 80.
─ Yo creo que más, enseñan a llamar a las cosas por su nombre ─
En 1859, Charles Darwin publicó El origen de las especies, en el Reino
Unido. Más acá en el Perú nace, el Lima
Cricket Football Club, primer equipo peruano de fútbol y unos partidos más
tarde, la “chalaca”. Es una mezcla de salto alto y patada, el último recurso
después de un ataque y defensa, un
remate al arco pero de espaldas.
En sus inicios, el fútbol en el Perú fue
practicado por inmigrantes británicos. El primer partido fue registrado el 3 de
agosto de 1892, en el puerto del Callao, donde jugaron chalacos, limeños e
inmigrantes ingleses. Es probable que la “chalaca” haya nacido en algún partido
de aquellos años, mucho antes que Chile la adoptase y se atribuyera como su
creador (“chilena”). Quizá su origen esté en el aprendizaje de nadar de los
niños chalacos, dan la espalda a las olas inesperadas, corren y entran
nuevamente. Quedándose de esta manera librados de la mar brava. Todo esto
llevado al “deporte rey”, sería el verdadero origen de la jugada.
Ramón Unzaga, futbolista chileno de
origen español, la introdujo en el Campeonato Sudamericano de Fútbol de 1916 y
se popularizó en Europa por David Arellano, allá por el año 1927. La rápida
difusión dio lugar a la denominación apócrifa de la jugada, la llamaron “chilena”,
por la nacionalidad del futbolista y por la falta de información de la época.
Jorge Barraza, prestigioso periodista
argentino, afirmó que, según sus investigaciones históricas y de relatos orales
de finales del siglo XIX, la “chalaca” nació en el Perú y que la denominación
“chilena” mal atribuida al país del sur, fue por su mala difusión. La primera reivindicación peruana
de la jugada, la realizó el futbolista arequipeño Juan Carlos Oblitas, en un
partido Perú versus Chile (clásico rival), jugado en Lima por Copa América de
1975. Como no pudo ser de otra manera, el pueblo y la prensa local gritó al
unísono: ¡gol de “chalaca”!, dejando bien claro su verdadero origen.
─ Pienso, mientras disfruto de un plato de “cau-cau”, preparado por mi madre y digo:
¿Por qué las madres peruanas, no ponen una vez más las cosas en su sitio y
enseñan a llamarla “chalaca”? ─
La historia del Perú ha demostrado que,
si se trata de defender algo, las peruanas lo saben. Supieron enseñarnos; en
guerra y en paz, tal como lo demuestra la Procesión de la Bandera en Tacna
(amor, pasión y devoción), el desfile de exenfermeras del conflicto de 1932 y
1941 en Iquitos y Tumbes. Las tacneñas no dejaron que se cambie de nombre a una
parte de nuestra patria.
─ ¡Enseñaron a llamar a las cosas por su legítimo nombre! ─
Creo que la defensa y reivindicación de la “chalaca”, que también tiene nombre de
mujer, está en manos de ellas. En tiempos de hoy, de redes sociales y demás, la
enseñanza de madres a hijos, de llamar a la jugada por su verdadero nombre,
sería una vez más, la prueba del cumplimiento de una promesa.
Estima lector:
─ ¿No es hora de, que nos enseñen a decir “chalaca” y no “chilena”? ─
¡A las mujeres del Perú!
© Por Alejandro Jáuregui.
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